Su piel junto a la suya. Se estaban besando, devorandose en cada maldito mordisco, buscandose en todas las miradas llena de deseo. Su piel, el olor de ella impregnandose en cada uno de los poros de él.
Una mano temblorosa recorre su espalda, de arriba a abajo varías veces hasta provocarle a ella un escalofrío.
Ojos verdes, que le transportaban a otra dimensión donde solo estaban ellos dos, le observan y sus manos buscan sus cuerpos mutuamente.
Entrelazan las manos para coronar un momento perfecto, y entonces él entre risas la besa, durante horas, besándo a su pequeño universo completo.
Te amo.
sábado, marzo 20, 2010
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