domingo, enero 30, 2011

Sweet sadness



Fuck off!, Fuck off!, Fuck off! I feel so sad today...



Lo peor es que mucha gente hoy me diría: ¡Enfadate!, ¿Es que eres estúpido?, ¡No seas tan debilucho! Y en cambio yo sigo igual que siempre, cuando debo estar enfadado solo se quedarme callado, sentir como mis manos se mueren de frío al igual que mi corazón y como me lleno de tristeza.

Hoy si que siento ganas de mandarlo todo a la mierda, vivir con agobio, sentir que no puedes más y esa necesidad de ponerse a gritar de histeria que hace casi un año que no sentía ya volvía a acompañarme. Necesito algo, que ahora se me antoja lejano y que deseo con todo mi corazón. ¿Dónde están tus brazos en las frías noches de Enero?

I'm sorry, I can't. I'm INSIGNIFICANT.

sábado, enero 29, 2011

Sweet stupid

Mi corazón va a más de doscientos kilómetros por hora, no puede parar ya. Tengo un tic nervioso en la rodilla derecha y el ordenador no hace más qe robotar contra mi pantalón, pero no obstante, tengo una sonrisa pintada en los labios, y esta vez no necesito heroína o alcohol para pintarla.
A lo largo de nuestras vidas conocemos con suerte a como mucho diez personas especiales, no más ni menos, y eso ya considerándonos afortunados.
Esas personas especiales crean en nosotros una especie de cosquilleo que en ciertas noches no impide dormir. Y lo peor de todo es que realmente dormir o no da igua, porque el cosquilleo, y la sensación que desprende (que llega a todo tu cuerpo y lo invade hasta las llemas de los dedos) no nos deja pensar en otra cosa.

Receta para saber si una persona es especial:
-Unos cuantos suspiros.
-Cientos de latidos.
-Noches en vela.
-Ojos de infarto.




You make me feel like I living a teenage dream [...] My heart stops when you look at me.

miércoles, enero 19, 2011

Sweet Paris

Insignificant person. dice:
Es cierto, podría escribir un texto o más bien miles de ellos comparándote con la música de un piano... y tienes suerte, porque no existe sonido en el mundo que me guste más que ese.
(Lei) dice:
¿Entonces?, ¿Por qué me parezco tanto a él?
Insignificant person. dice:
La suavidad, la dulzura... ¿Alguna vez has cerrado los ojos mientras escuchabas únicamente un piano? Hace que se te erice la piel o puede incluso hacerte llorar, sabe como llegar a tu corazón.
(Lei) dice:
Cierto.
Insignificant person. dice:
Es una calma calculada. Nunca las matemáticas habían tenido tanta magia como la que crean cuando se ven involucradas en la música. Por eso me encanta la música... Es la magia, la simple capacidad de coger aire y cosas comunes y hacernos llorar... Como tú haces conmigo, tú y tu simple existencia, que es capaz de llegar a mi corazón. Pero shhh...
(Lei) dice:
Te quiero.
Insignificant person. dice:
Yo también a ti.


Sweet toujours

Bailaremos hasta el amanecer para terminar con tu sonrisa marcada a fuego en mi mente.

Cuando las noches caían sobre París casi nadie se atrevía a aventurarse en sus calles, mucho menos en las que eran oscuras y tenebrosas, ya no en las principales donde siempre algún transeunte daba un paseo nocturno para despejar sus ideas o pensamientos.

Pero él realmente no tenía miedo, simplemente llevaba su cigarrillo en la mano con cierto aire de superioridad y se limitaba a mirar al frente como si hubiese algo que siempre esperaba pero no llegaba; asi recorría las calles más oscuras, tenebrosas y apagadas de todo París, de toda aquella ciudad donde las pequeñas calles sin nombre se fundían con los bares y sus letreros de neón.

¿Por que no entrar en uno de ellos? Mejor no, aquella noche no, en sus ojos perdidos en el más allá destacaba un cierto brillo no habitual en él. Esperanza.

Decidió continuar vagando por calles perdidas de la mano de ningún tipo de dios hasta llegar a un pequeño barucho de aspecto mugriento y puerta verde de acero con partes oxidadas.

Sonrió. Entró.

Ni si quiera sabía como se llamaba aquel sitio, pero al entrar un aire cálido le golpeó de pleno en constraste con el frío de la calle. El aire viciado, mezcla de tabaco y alcohol barato, penetró en su cuerpo con fuerza y sin apenas provocarle interés, puesto que sitios como aquel sobraban en las esquinas parisinas.

Se acercó a la barra para pedir cualquier cosa fuerte, la más fuerte que le sirviesen, esperando que aquello le sumiese en un estado de embriaguez y le permitiese pasar una noche sin recuerdos ni memoria que le torturase.

El camarero atendió su petición y apenas dos minutos después un vaso muy limpio para ser el lugar que era estaba entre sus manos, y pocos segundos después, rozando sus labios, casi entrando, casi permitiendo que el alcohol y su lengua se rozasen... pero no fue asi. Bajó el vaso.

¿Embriaguez?, ¿Olvidar la noche? Hubiese tirado el vaso al suelo con tal de dejar atrás esas ideas que había tenido, pero sabía que si lo hacía perdería la que consideraba su única oportunidad de verla.

Si, verla. Allí estaba, bailando casi sin color en el rostro y con una sonrisa pintada a carbonzillo de un modo tan fino que le provocaba escalofríos. Nunca había visto a nadie asi, nunca había visto una sonrisa tan sincera y nunca había visto unos ojos tan grises.

Prefirió un cigarrillo que no tardó dos minutos en estar en su boca, desprendiendo un humo a veces molesto para poder ver sus movimientos al bailar, sus suaves y delicados pasos, en aquellos tacones en los que caían sus piernas, largas, casi infinitas, que se perdían bajo un vestido negro, que marcaba su silueta y a él le hacía perderse en un mar de deseo y admiración.

Se acercó lentamente a ella una vez que esta había dejado de bailar y le ofreció fuego cuando ella buscaba su mechero desesperadamente en su bolso. Después apagó su cigarro y la miró detenidamente en silencio. Sus labios finos y rosados, unos ojos grises claros que aparentaban ser verdes cuando la luz les tocaba desde arriba y unas manos que supondrían su perdición desde que se uniesen y entrelazasen para empezar su primer baile juntos.


Pero tranquilos, esto no ha pasado. Pum, pum. Brrrr...



Je T'aime.

lunes, enero 17, 2011

Sweet home

Me recuerda a Skins, a Gran Bretaña y a todas esas cosas de ese país que me muero por conocer como sus pueblos y sus ciudades, además de sus calles desiertas y plagadas de gente.
Pero sobre todo, adoro esa calma que produce, porque cuando estoy tranquilo y de pronto pienso en ella, mi corazón se acelera, y no puedo evitar sonreir. Es un paso de 10 km/h a 150 km/h, a veces duro, pero realmente G-E-N-I-A-L. (Como tú, si, )





Now I must say good bye, keep telling myself “now don’t you cry” but I’m here where I belong... I’ll see you soon, it won’t be long. I’m on the road, the road to home.



(You're my home, my sweet home)