lunes, octubre 25, 2010

Sweet

Supongo que no con todos los besos para el tiempo (si lo hiciese perdería la gracia) pero estoy seguro que cuando de verdad se lo propone sabe conseguirlo. Y encuentra ese pequeño punto donde me vuelvo vulnerable, ese que es un secreto para todos los demás y su maldita ventaja frente a mi.
Mil latidos en apenas veinte segundos. Tic, toc, tic, toc, tic, toc, tic, toc, tic, toc... aquello era frenético, parecía estar apunto de escapar por mi boca de no ser porque mis labios estaban sellados por los suyos. Y si, lo se, no se lo he dicho, pero hoy me hubiese muerto por un beso de esos que hacen que se te escape una lágrima cuando te lo dan.
Mientras tanto debo conformarme con un cigarrillo, nicotina en los labios y humo en mi mirada, supongo que es una droga confortable, pero en comparación a sus labios la mayor de las mentiras si de drogas hablamos.



Bésame, mátame en un beso que no acabe jamás, es todo lo que podría pedirte.

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