jueves, septiembre 30, 2010

Sweet

Un frío tremendo, de esos que, por muy grande que sea, no es implacable a una chaqueta o un buen abrazo le recorría.
No tenía abrazo, no quería chaqueta. Se sentía como hacía tanto tiempo atrás, e inevitablemente recordó como era entonces.
Soltar aquella dolorosa frase cuyas letras se clavaban una a una en su boca al salir, soltarla mientras se tocaba el corazón, que tal vez en cualquier momento se dispondría a pararse, a salirse del sitio debido al frío, el dolor o aquel tremendo dolor de cabeza.
Si, supongo que de aquel entonces a ahora no hay color, bueno si, un dolor de cabeza común, como no. Tal vez sea eso lo que hace que esté realmente muy enfadado, realmente con ganas de destrozar cosas, gritar a personas que no se lo merecen (aunque ya, lamentablemente, lo haya hecho) o simplemente desaparecer por un rato en una especie de estado inconsciente.
A veces desearía que nada me afectase. Pero no se ser de hielo, soy demasiado contrario a eso. Y ese es mi gran defecto, que usado en contra, es capaz de matarme.

Crack, Crack, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, piensa, ¡Deja de pensar! Esta noche te has perdido a ti mismo.

¿Y que ves? Es de color gris.

No hay comentarios:

Publicar un comentario