lunes, abril 12, 2010

Sweet twenty-four

Es algo similar a ser una marioneta, toda tu vida habías sentido que te faltaba algo, y ella, con cada uno de sus sentimientos, actos y movimientos creó hilos que te dieron la vida. A veces esto asusta, los hilos se deterioran con el tiempo o se pueden cortar de golpe, pero solo hay que pensar un poco para llegar a la conclusión de que mientras que cuídes estos hilos, te permitirán vivir para siempre, y te harán tan feliz que a veces querrás trepar por ellos para besar a la causante de tu vida.

Al fin y al cabo, a día de hoy se preguntaba ¿Cómo había podido vivir sin ella hasta ahora?, cada mañana, al despertar, no podía pensar otra cosa que no fuese lo mucho que deseaba verla o el hecho de que había soñado con su rostro. El resto del día lo pasaba con su imagen en su mente, cuando camina, cuando sonrie, cuando le mira, cuando piensa, cuando se estresa, cuando salta, cuando se besan, cuando le abraza, cuando duerme, cuando se rasca, cuando corre... miles de pensamientos se repiten día tras día sin perder la magia. Para acabar, acostarse en la cama, taparse con las mantas hasta los ojos y dormirse pensando en ella. Oh, no había nada más dulce que eso. ¿O tal vez si? Acostarse en la cama, taparse con las mantas hasta los ojos, apoyar su frente en la de ella y darle un último beso de buenas noches.

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